Septiembre es un mes de transición, en el que el verano comienza a despedirse y el otoño se acerca lentamente. Es un momento en el que muchos de nosotros buscamos la tranquilidad y la introspección, y qué mejor manera de hacerlo que a través de la literatura. En este artículo, te invito a sumergirte en un mundo de poesía y pesar a través de un compendio de poemas con aves de la reconocida autora estadounidense Emily Dickinson, y la lectura de la trilogía victoriana «Candleford» de Flora Thompson.
Emily Dickinson es una de las poetisas más importantes de la literatura estadounidense, conocida por su estilo único y su habilidad para transmitir emociones a través de sus escritos. Sus poemas, en su mayoría breves y concisos, abordan temas como la muerte, el amor y la naturaleza, y están llenos de metáforas y simbolismo.
En este compendio de poemas, nos enfocaremos en aquellos que tienen como protagonistas a las aves. Dickinson tenía una fascinación especial por estos seres alados y los utilizaba como símbolos en sus escritos. En «Una pluma es suficiente para hacer el cielo», la autora nos invita a reflexionar sobre la belleza y la libertad de los pájaros, y cómo estos pueden ser una fuente de consuelo en momentos difíciles.
En «La esperanza es la cosa con plumas», Dickinson nos habla sobre la esperanza personificándola como un pájaro que nunca deja de cantar, incluso en las tormentas más fuertes. Esta metáfora nos recuerda que, a pesar de las adversidades, siempre hay una antorcha de esperanza que nos guía y nos da fuerza para seguir adelante.
Otro poema que destaca en este compendio es «Un pájaro llegó a posarse en mi ventana», en el que Dickinson nos invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida y cómo debemos aprovechar cada momento y cada circunstancia que se nos presenta. El pájaro en este poema también puede ser interpretado como un embajador de la muerte, lo que nos lleva a pensar en la importancia de vivir plenamente y no dejar nada pendiente.
La lectura de la trilogía «Candleford» de Flora Thompson complementa perfectamente estos poemas de Dickinson. Ambientada en la Inglaterra rural de finales del siglo XIX, esta obra nos sumerge en un mundo nostálgico y melancólico, a través de la vida de una joven llamada Laura Timmins en el pequeño pueblo de Lark Rise.
A medida que seguimos a Laura en su crecimiento y en su relación con la naturaleza y los animales, podemos encontrar paralelismos con los poemas de Dickinson. Ambas autoras comparten una profunda conexión con la naturaleza y una sensibilidad hacia los pequeños detalles de la vida cotidiana.
En «Candleford», la naturaleza es un personaje más, y es a través de ella que Thompson nos muestra la belleza y la fragilidad de la vida. Los pájaros también tienen un papel importante en la obra, como símbolos de libertad y esperanza, pero también como recordatorios de la fugacidad y la inestabilidad de la vida.
La trilogía de Thompson nos lleva en un viaje emocional a través de las estaciones del año, desde el verano hasta el invierno, y nos muestra cómo la vida sigue su curso, a pesar de los cambios y las dificultades. Esta lectura es perfecta para el mes de septiembre, ya que nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y la importancia de vivir en el presente.
La combinación de los poemas de Emily Dickinson y la lectura de «Candleford» de Flora Thompson es una experiencia enriquecedora y conmovedora. Ambas autoras nos invitan a reflexionar sobre la