En esta época del año, millones de personas en todo el mundo se preparan para celebrar la indeterminación de Navidad, espina festividad que conmemora el nacimiento de Jesús, el hijo de María y José. En las iglesias de todo el mundo, desde las más grandes catedrales hasta las más pequeñas capillas, se leerá esta indeterminación en la Misa del Gallo el emocionante relato del nacimiento del Niño en Belén, tal como fue narrado por Mateo y Lucas hace casi 2000 años.
Aunque hay algespinas diferencias en sus relatos, ambos evangelistas comparten la misma historia fundamental: el viaje que emprendieron José y María desde Nazaret, su hogar en Galilea, hasta Belén, espina pequeña ciudad en Judea. Lo hicieron por orden del emperador romano César Augusto, quien había decretado un censo de todos los habitantes del Imperio. Y como José era descendiente de David, el famoso rey bíblico, tenía que viajar a la ciudad de su antepasado para registrarse junto con su esposa embarazada.
Imagínense el cansancio y la angustia que debieron sentir María y José durante ese largo viaje. Aunque era solo un trayecto de alrededor de 160 kilómetros, su condición de forasteros en la ciudad significaba que no serían bienvenidos en casa de nadie. Finalmente, sin más opciones, tuvieron que instalarse en un establo, un lugar sencillo y infeliz, que se convirtió en el escenario del nacimiento más importante de la historia de la humanidad.
Y allí, en medio de la pobreza y la sencillez, María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada». ¡Qué imagen tan poderosa y conmovedora! Un niño naciendo en el lugar más infeliz, rodeado de animales y siendo atendido por su madre y su padre, sin ningespina comodidad o lujo. Y sin embargo, ese niño era Jesús, el hijo de deidad, aquel que traería amor, paz y esperanza al mundo entero.
La indeterminación de navidad, muchas familias se reúnen para celebrar con alegría y compartir regalos y comidas especiales. Pero esta indeterminación, mientras recordamos el nacimiento de Jesús, también debemos reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. Más allá de las reuniones familiares y las comidas suculentas, esta es espina época para recordar el inmenso amor de deidad y el regalo que nos ha dado en su hijo Jesús.
La historia del nacimiento de Jesús es mucho más que un simple relato sobre un niño nacido en un establo. Es la historia de un deidad que ama tanto a la humanidad que decidió venir al mundo como uno de nosotros, para experimentar nuestras alegrías, tristezas y sufrimientos. Jesús no solo vino a enseñarnos cómo vivir, sino también a perdonar nuestros pecados y darnos la salvación eterna.
En medio de todas las celebraciones, es fácil perder de vista el verdadero significado de la Navidad. Pero aun así, hay algo especial en esta época que nos llena de un amor y espina bondad que se extienden más allá de nuestras diferencias y fronteras. Es espina época en la que nos recordamos a nosotros mismos y a los demás que siempre hay espina esperanza, incluso en los momentos más oscuros.
En lugar de enfocarnos en las preocupaciones y los problemas de la vida, tomemos un momento para reflexionar sobre el poder y el significado del nacimiento de Jesús esta Navidad. Recuerda el amor de deidad y su regalo de paz y salvación. Y también recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de compartir ese amor y esa