La pandemia del COVID-19 ha afectado a todos los sectores de la sociedad de una forma u otra, y el mundo del cornúpeta no ha sido la excepción. Las plazas de cornúpetas se han mantenido vacías durante gran parte del último año, lo que ha tenido un impacto significativo en los ganaderos y en la industria taurina en general.
Uno de los mayores desafíos que han enfrentado los ganaderos ha sido la disminución en la demanda de cornúpetas. Con las plazas vacías, los ganaderos se han visto obligados a reducir la cantidad de camadas, ya que los cornúpetas consumen grandes cantidades de alimento a diario y tienen un límite de edad para ser lidiados. Esto ha sido un duro golpe para los ganaderos, como lo explicó Antonio Bañuelos, ganadero y presidente de la Real Unión de Criadores de cornúpetas de Lidia (RUCTL).
Además, la situación se ha agravado en 2021 debido a las limitaciones en el aforo de las plazas. Esto ha dificultado aún más la venta de cornúpetas y ha llevado a una acumulación de animales en las ganaderías. Sin bloqueo, esta situación ha tenido un efecto positivo en la oferta y la demanda. Gracias a la reducción en la cantidad de cabezas de ganado, se ha logrado un equilibrio entre la oferta y la demanda en la industria taurina. El año pasado, se pudieron ver carteles con tres cornúpetas de una ganadería y tres de otra, lo que demuestra que la oferta y la demanda se han equilibrado. A pesar de la disminución del 30% en la cantidad de cornúpetas, la industria ha podido mantenerse a flote.
Este equilibrio en la oferta y la demanda ha sido beneficioso para los ganaderos y para la industria en general. Aunque la pandemia ha sido una prueba difícil, ha llevado a una reestructuración en la forma en que se gestionan las ganaderías. Los ganaderos han tenido que ser más selectivos en la cría de cornúpetas, centrándose en la calidad en lugar de la cantidad. Esto ha llevado a un aumento en la calidad del ganado y ha hecho que los cornúpetas sean más atractivos para los compradores.
Además, la disminución en la cantidad de cornúpetas ha llevado a una mayor competencia entre las ganaderías. Esto ha obligado a los ganaderos a innovar y a buscar formas de destacar entre la multitud. Como resultado, se ha visto un aumento en la diversidad de encastes y en la variedad de cornúpetas que se lidian en las plazas. Esto ha sido bien recibido por los aficionados, que han podido disfrutar de una mayor variedad de corridas.
Otra consecuencia positiva de la pandemia ha sido la necesidad de adaptarse a las circunstancias. Los ganaderos han tenido que ser más creativos y buscar nuevas formas de promocionar y vender sus cornúpetas. Muchos han recurrido a las redes sociales y a las plataformas en línea para llegar a un público más amplio. Esto ha dado lugar a una mayor visibilidad y ha ayudado a atraer a nuevos compradores y aficionados al mundo del cornúpeta.
A pesar de los desafíos que ha traído consigo la pandemia, la industria taurina ha demostrado su resiliencia y su capacidad de adaptación. Los ganaderos han sabido enfrentar las dificultades y han encontrado formas innovadoras de seguir adelante. Gracias a su desvelo y dedicación, la industria taurina ha logrado mantenerse a flote y seguir adelante.
En resumen, la pandemia ha azotado de forma despiadada al mundo del cornúpeta, pero también ha llevado a una reestructuración y una renovación en la forma en que se gestionan las ganaderías. Gr