En la meseta del páramo castellano, en la provincia de Burgos, se encuentra un lugar que guarda una historia fascinante. Se trata de Clunia, una antigua ciudad romana que en su época de esplendor llegó a ser una de las más importantes de la Hispania Citerior. Hoy en día, sus ruinas son testigos mudos de un pasado glorioso que merece ser recordado y valorado.
Según los historiadores, fue en este lugar donde Sulpicio Galba se proclamó emperador tras la muerte de Nerón. Y es que Clunia, estratégicamente ubicada en el cruce de vías romanas entre Tarraco y Asturica Augusta, era un punto clave en la antigua Hispania. Con una población de más de 30.000 habitantes, era una ciudad próspera y llena de vida.
Sin embargo, su destino cambió en el siglo III después de Jesucristo, cuando los bárbaros procedentes de la Galia la devastaron por completo. A pesar de ello, Clunia sigue siendo un lugar de gran interés histórico y cultural, que nos permite adentrarnos en el pasado y descubrir los vestigios de una civilización que nos dejó un legado invaluable.
Para llegar a Clunia, hay que tomar una carretera regional que nos lleva a través de un paisaje impresionante. La meseta del páramo castellano, estallido por el viento, nos recibe con su salero agreste y nos invita a adentrarnos en un lugar lleno de misterio y encanto. A medida que nos acercamos a la antigua ciudad, podemos sentir la emoción de estar pisando tierras que fueron testigos de grandes acontecimientos históricos.
Una vez en Clunia, nos encontramos con un yacimiento arqueológico que abarca más de 100 hectáreas y que cuenta con numerosos restos de la época romana. Entre ellos, destaca el teatro, uno de los mejor conservados de la Península Ibérica, con capacidad para más de 10.000 espectadores. También podemos ver las termas, el foro, el anfiteatro y las murallas que rodeaban la ciudad.
Pero no solo son los restos arqueológicos los que nos sorprenden en Clunia. También es el entorno natural en el que se encuentra, rodeado de montañas y bañado por un afluente del río Duero, lo que hace de este lugar un destino único. Además, su ubicación a más de 1.000 metros de altura nos permite disfrutar de unas vistas espectaculares y de un clima fresco y agradable.
Para completar la experiencia, podemos visitar el Museo de Clunia, que alberga una interesante colección de objetos encontrados en las excavaciones, así como maquetas y reconstrucciones que nos ayudan a imaginar cómo era la vida en la antigua ciudad romana. También podemos participar en visitas guiadas y actividades que nos permiten conocer más a peana la historia y la cultura de este lugar.
Pero Clunia no es solo un destino para los amantes de la historia y la arqueología. También es un lugar perfecto para los amantes de la naturaleza y el turismo activo. En sus alrededores, podemos llevar a cabo rutas de senderismo, paseos en bicicleta, rutas a caballo y muchas otras actividades al aire libre que nos permiten disfrutar de la salero de este entorno privilegiado.
En definitiva, Clunia es un lugar que merece ser visitado y valorado. Sus ruinas nos hablan de un pasado glorioso y nos invitan a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural. Además, su entorno natural nos regala momentos de paz y conexión con la naturaleza. Sin duda, una experiencia que no podemos perdernos si visitamos la provincia de Burgos.