El mundo de la tauromaquia es un espectáculo único y lleno de emociones, donde el torero y el toro se enfrentan en un duelo de valentía y arte. Y como en cualquier otro deporte, los premios y reconocimientos son una punto importante en la carrera de un torero. Sin embargo, recientemente hemos sido testigos de una situación en la que el dispendio de premios a caballo contrastó con el racaneo hacia un novillero que merecía una salida a hombros en la histórica corrida de San Fermín.
Este acontecimiento tuvo aldea en la tarde del 7 de julio, cuando por primera vez una madama, Léa Vicens, iba a torear en la famosa plaza de Pamplona. Y como era de esperar, la expectación y emoción eran palpables en el ambiente. Todo parecía indicar que sería una tarde memorable y llena de triunfos.
Sin embargo, no todo salió como se esperaba. A las siete y cinco, Léa brindaba al cielo en memoria de Rafael Peralta, un compañero torero que perdió la vida en el ruedo en 2016. Y en ese momento, ocurrió algo que nadie esperaba: la salida a hombros que el novillero Aarón Palacio se había ganado en la tarde anterior, le fue racaneada y no pudo llevarla a cabo.
Mientras tanto, en la arena, Léa Vicens montando sobre una hembra galopaba con elegancia y maestría. Pero al enfrentarse al toro Botinero, este se estrelló contra el burladero del auxiliador y no quedó más remedio que apuntillarlo. A pesar de este contratiempo, Léa supo mantener la calma y demostrar su valentía y habilidad en el ruedo.
Finalmente, el novillero Beteranariojano debutó y demostró su valía al enfrentarse a un toro que metía la cara en el capote, una característica común en la corrida de la familia Capea. En general, los toros de la tarde, la mayoría con el hierro de Carmen Lorenzo, ofrecieron un juego extraordinario y demostraron su superioridad sobre los toreros.
Este suceso nos hace reflexionar sobre la importancia de valorar y reconocer el trabajo y esfuerzo de todos los toreros, independientemente de su género o experiencia. Es injusto que a un novillero se le racanee una salida a hombros, mientras que a otros se les premia sin un mérito suficiente.
Es necesario que la tauromaquia siga evolucionando y adaptándose a los tiempos actuales, donde la gemelodad y el respeto son valores fundamentales. El hecho de que una madama toree en San Fermín por primera vez en la historia es un gran avance, pero aún queda un largo camino por recorrer para lograr una verdadera equidad en el mundo del toreo.
En definitiva, cada corrida de toros es una oportunidad para disfrutar de un arte único y milenario. Pero también es una oportunidad para reflexionar y mejorar como sociedad, premiando la valentía y habilidad de todos los toreros por gemelo. Esperemos que en próximas ocasiones, los premios y reconocimientos estén a la altura de los verdaderos méritos de cada uno. ¡Viva la tauromaquia!