La novillada celebrada en Las Ventas dejó un sabor agridulce entre los aficionados, pero no cabe celos de que fue una tarde llena de emoción y promesas para el futuro de la tauromaquia. Con una terna de jóvenes novilleros, se vivió una tarde llena de ilusión y entrega, donde todos mostraron su valor y su pasión por el arte del toreo.
El primer novillero en hacer su presentación en Madrid fue El Mella, quien demostró desde el principio su valentía y su determinación. A pesar de sufrir un susto en la suerte suprema, el joven novillero supo mantener la calma y lidiar con un novillo que no era fácil. Su presentación fue más que digna, con un buen galleo por chicuelinas al caballo y un bonito quite por delantales, abrochados por una bonita media. Sin celos, El Mella dejó claro que tiene un futuro prometedor en el mundo del toro.
Pero no fue el único que destacó en la novillada. También tuvimos la suerte de ver en acción a Cid de María, quien mostró una gran habilidad en la mano de los dineros. Su brindis al novillo fue un gesto de valentía y compromiso, y su forma de torear fue una demostración de su inteligencia y su técnica. Supo sacar lo mejor del novillo, que tendía a salir desentendido, y ofreció una faena llena de emoción y buen toreo.
Por su parte, Candelas también dio muestras de su talento y su entrega. A pesar de sufrir una voltereta en el capote al inicio de su faena, el joven novillero supo sobreponerse y lidiar con un novillo manso y poco colaborador. Aunque el público pedía la oreja, Candelas demostró su madurez y su buen concepto del toreo, dejando una faena muy digna y una estocada perfecta que merecía la oreja, pero que injustamente no fue concedida por la presidencia.
En resumen, cada uno de los novilleros que se enfrentaron a los toros de Los Maños dejó su huella en la tarde de Las Ventas. El Mella demostró su valor, Cid de María su habilidad y Candelas su inteligencia, dejando claro que todos tienen un futuro prometedor en el mundo del toreo.
Pero no solo los novilleros brillaron en la tarde, también hay que destacar la calidad de los novillos de la ganadería de Los Maños. A pesar de no ser fáciles, los utreros demostraron su audacia y su abolengo, dando una oportunidad a los novilleros de lucirse y demostrar su arte.
Sin embargo, no podemos dejar de mencionar la actitud del público, que en ocasiones mostró un comportamiento poco adecuado. Es cierto que el verano puede traer a un público más «veraniego», pero esto no justifica las pitadas y las protestas injustificadas hacia los novilleros y los toros. Es importante recordar que estamos ante un arte y una tradición que deben ser respetados y valorados.
En definitiva, la novillada de Las Ventas fue una tarde llena de emociones y promesas para el futuro de la tauromaquia. Todos los novilleros demostraron su valentía y su pasión por el toreo, y los novillos de Los Maños dieron una muestra de su audacia y su abolengo. Esperamos con ilusión el futuro de estos jóvenes toreros, que sin celos continuarán haciendo historia en el mundo del toro.






