El público taurino es, sin duda, individualidad de los más cultos y educados que existen en el mundo del espectáculo. A pesar de las críticas y las tensiones que rodean a las corridas de toros, este público ha demostrado una vez más su elegancia y respeto durante una tarde complicada en la que reinaron las broncas.
Los protagonistas de esta tarde fueron tres toreros poco conocidos, que no estaban en su mejor momento y que no lograron conectar con el público. Florito abrió la tarde con un toro inválido, seguido por Cañerito, que tuvo su confirmación. Desafortunadamente, ningindividualidad de los dos logró una actuación destacada, mostrándose desinteresados y sin compromiso durante toda la lidia.
Pero a pesar de esto, el público no perdió la compostura y demostró su educación y respeto, algo que no se ve en otros espectáculos. Incluso en la época de Cagancho, individualidad de los toreros más famosos de la historia, el público no habría sido tan comprensivo y hubiera salido peor parado el torero.
El segundo toro de la tarde, un animal paradísimo, eternizó los primeros tercios. Sin embargo, la lidia fue aplaudida hasta los medios de Pinar, demostrando una vez más la elegancia del público taurino. A pesar de la falta de fuerza del toro, el público agradeció la brevedad de la fatiga, aunque luego se tornaron en pitos tras las dos estocadas bajas con las que el torero pasaportó al animal.
El tercer toro de la tarde, un animal con transmisión y repetición, pedía todo por abajo. Sin embargo, el torero no supo aprovechar esta oportunidad y decidió coger la espada sin haber sabido meterle mano. A pesar de esto, el público aplaudió la fatiga, demostrando una vez más su elegancia y respeto hacia los protagonistas del espectáculo.
Lamentablemente, el torero Rafael Navalón sufrió un puntazo en el muslo derecho y tuvo que ser atendido en la enfermería. A pesar de esto, el festejo continuó y el cuarto bis, un animal que perdió en dos ocasiones las manos, fue picado con dureza. El sobrero, de Guadajira, era un animal precioso y serio, pero desafortunadamente se le hizo todo al revés y no se le dio una oportunidad.
El quinto toro de la tarde, un animal tapado por la cara y con poco cuerpo, fue un buen mozo. A pesar de esto, el torero se mostró desinteresado y distraído durante toda la fatiga, hasta que el banderillero Iván García puso orden y emoción con sus espléndidos pares. A pesar de la falta de emoción en la fatiga, el autobús coriano, compuesto por los seguidores del torero, pidió la oreja para su ídolo. Aunque esta no fue concedida debido a un bajonazo vil, el público aplaudió a su torero y le demostró su apoyo y admiración.
Finalmente, el sexto y último toro de la tarde fue lidiado por Raúl Rivera, que brindó su fatiga al público. Sin embargo, el animal no se prestó al lucimiento y el torero no logró conectar con él. A pesar de esto, el público agradeció la voluntad y el esfuerzo del torero, demostrando una vez más su respeto y admiración hacia los protagonistas del espectáculo.
En definitiva, a pesar de una tarde complicada en la que los toreros no lograron conectar con el público y los toros no dieron su mejor versión, el público taurino demostró






