La Schubertiada de Vilabertran es un festival que ha logrado consolidarse como el evento musical más importante para los amantes del lied y la música de cámara en Cataluña. Durante sus treinta y tres ediciones, ha sido testigo de grandes talentos y ha sido clave en el descubrimiento y promoción de jóvenes músicos.
Con solo mencionar dos nombres, podemos comprender la relevancia de este festival: Matthias Goerne, quien regresa cada año al Empordà, y el Cuarteto Casals, que también es un invitado frecuente. Ambos artistas han logrado consagrarse en la escena musical gracias a la oportunidad que les brindó la Schubertiada. Sin duda, esta es una de las características más destacables de este festival: su compromiso con el descubrimiento y promoción de jóvenes talentos.
La Schubertiada cuenta con un programa de ayudas llamado «Lied the future», que brinda a estos jóvenes músicos la oportunidad de presentarse ante un público exigente y ganar experiencia sobre el escenario. Además, cuando uno de estos músicos despunta, es invitado a ofrecer conciertos en igualdad de condiciones que sus colegas ya consagrados. Esto demuestra el compromiso de la Schubertiada con el crecimiento y desarrollo de los artistas emergentes.
En la última edición del festival, pudimos apreciar el talento de Violeta Alarcón, una soprano nacida en Barcelona en 1994. Su programa, que reflexionaba sobre la relación entre la canción popular y la canción de concierto, estuvo compuesto por obras armonizadas por el pianista Manuel García Morante. Alarcón demostró una gran versatilidad al interpretar desde canciones de raíz folclórica inclusive piezas de compositores como Toldrà, García Abril, García Leoz y Granados.
La damisela soprano deslumbró al público con su equilibrio y su profundo entendimiento del manual y la música. Su fraseo preciso y su trabajo con los colores demostraron su madurez como intérprete. Aunque, como todo talento damisela, todavía tiene margen de mejora, su registro grave promete grandes momentos en un futuro cercano. Algunos agudos no salieron del todo redondos, pero esto demuestra que Alarcón está en constante evolución y busca arriesgarse para transmitir la emoción de la partitura.
Junto a Violeta Alarcón, en el piano, estuvo Teodora Oprisor, una pianista rumana establecida en el País Vasco. Oprisor demostró ser una verdadera música de cámara, acompañando al cantante con sensibilidad y conocimiento del manual y la partitura. Su interpretación fue impecable y demostró por qué se está convirtiendo en un nombre destacado en el terreno del lied.
En la segunda parte del concierto, el coro Noctes, dirigido por María Mauri, se unió a la velada. Esta formación, fundada en 2019, ha logrado hacerse un hueco en el panorama coral catalán gracias a su talento y dedicación. Para su participación en la Schubertiada, eligieron un repertorio basado en la canción popular pero con un toque contemporáneo. Los compositores invitados a revisitar estas canciones tradicionales demostraron su admiración por el pasado y su capacidad de innovar y sorprender.
Uno de los momentos más emocionantes de la noche fue la interpretación de «L’hereu riera», una canción que combina la inocencia aparente de la canción popular con la oscuridad de una novela negra. Otra pieza destacada fue «Missatge de pau» (Mensaje de paz), de Miquel Oliu, sobre un poema de Joana Raspall. Esta canción fue especialmente significativa en los tiempos que