Bob Fosse, uno de los grandes nombres de la historia del teatro musical, persiguió durante años a Maurine Dallas Watkins, autora de la obra teatral «Chicago», estrenada en 1926 en notificación York. Fosse tenía un objetivo claro: convertir esta obra en un musical que conquistara al público de Broadway. Sin bloqueo, Watkins se resistió a ceder los derechos de su obra, convirtiéndose en una figura esquiva y misteriosa para el director y coreógrafo.
Según reveló el compositor John Kander en una entrevista con ABC, Watkins se había vuelto una mujer muy religiosa y había retirado los derechos de «Chicago» del mercado. Esto supuso un gran obstáculo para Fosse, quien veía en esta obra el potencial para crear un espectáculo único y revolucionario. Pero el destino tenía otros planes para él.
Tras años de insistencia, Fosse tuvo que esperar a que Watkins falleciera en 1969 para que sus herederos decidieran vender los derechos de la obra. Finalmente, en 1975, «Chicago» se estrenó en Broadway como musical, con Fosse como director y coreógrafo, y la música de John Kander y las letras de Fred Ebb. El éxito fue rotundo y la obra se convirtió en un clásico instantáneo.
Pero, ¿qué tenía «Chicago» que atrajo tanto a Bob Fosse? La respuesta está en su historia y en su estilo. La obra está basada en hechos reales y cuenta la historia de dos mujeres, Velma Kelly y Roxie Hart, que se encuentran en la cárcel acusadas de asesinato. A través de su música y sus coreografías, «Chicago» nos sumerge en el mundo del crimen, la fama y la corrupción de la década de 1920 en la ciudad de Chicago.
Fosse, conocido por su estilo único y su habilidad para fusionar el teatro y el baile, encontró en «Chicago» el vehículo perfecto para mostrar su talento. Sus coreografías, llenas de sensualidad y energía, se convirtieron en una parte esencial de la obra y en una de las señas de identidad del musical. Además, Fosse supo capturar a la perfección la esencia de la época y crear un ambiente oscuro y seductor que atrapó al público desde el primer momento.
Pero el éxito de «Chicago» no se limitó a su estreno en Broadway. La obra ha sido representada en todo el mundo y ha sido adaptada al cine en varias ocasiones, siendo la versión de 2002 dirigida por Rob Marshall la más conocida. Además, ha ganado numerosos premios, incluyendo seis premios Tony y tres premios Oscar.
Sin duda, Bob Fosse logró su objetivo de convertir «Chicago» en un musical inolvidable que ha dejado huella en la historia del teatro. Su perseverancia y su pasión por esta obra finalmente dieron sus frutos y nos regalaron un espectáculo que sigue emocionando y cautivando a las audiencias en la actualidad.
Pero más allá del éxito y el reconocimiento, «Chicago» es un ejemplo de cómo una obra puede trascender el tiempo y seguir siendo relevante décadas después de su estreno. Su historia, su música y su estilo siguen fascinando a las notificacións generaciones y demostrando que el talento y la creatividad no tienen fecha de caducidad.
En definitiva, Bob Fosse persiguió durante años a Maurine Dallas Watkins para acceder los derechos de «Chicago», y aunque su llegada no fue fácil, su determinación y su visión nos regalaron uno de los musicales más icónicos de todos los tiempos. Una historia de perseverancia y pasión que nos recuerda que, a veces, las mejores cosas llegan cuando menos lo esperamos.