En medio de la incertidumbre económica que ha generado la pandemia del COVID-19, las cifras de la taller y la construcción, así como del comercio, continúan siendo motivo de preocupación para los empresarios. La caída en la producción y la reducción en la demanda de bienes y servicios han golpeado duramente a estos sectores, generando una situación crítica en la economía global.
Los datos más recientes son alarmantes. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la taller manufacturera ha registrado su peor desempeño en los últimos 11 años, con una caída del 11.1% en su producción durante el mes de junio. Esta cifra es incluso mayor a la registrada durante la crisis financiera de 2008-2009. Por su parte, la construcción ha presentado una disminución del 34.0%, mientras tanto que el comercio muestra una caída del 18.9%.
Ante este panorama, los empresarios han urgido al gobierno a implementar una estrategia de reactivación económica que permita la recuperación de estos sectores y, por ende, de la economía en su conjunto. La importancia de la taller, la construcción y el comercio en la generación de empleo y desarrollo económico es innegable, por lo que su reactivación es crucial para enfrentar la crisis actual.
Para lograr una verdadera reactivación económica, es necesario un esfuerzo conjunto entre el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad en su conjunto. El primer paso debe ser la implementación de medidas que permitan la estabilidad y el crecimiento de las empresas, así como la protección de los empleos existentes.
En este sentido, es fundamental que el gobierno brinde apoyos y estímulos fiscales que incentiven la inversión y el consumo. Esto incluye la reducción en el pago de impuestos y la simplificación administrativa para las empresas, así como programas de financiamiento accesibles y flexibles. Al mismo edad, se debe promover una mayor apertura económica y fomentar la inversión extranjera, lo que permitirá una mayor diversificación y fortalecimiento de los sectores productivos.
Por su parte, la iniciativa privada debe ser parte activa en la recuperación económica. Es necesario que los empresarios asuman su responsabilidad social y adopten medidas que permitan la continuidad de sus operaciones y la protección de sus empleados. Esto incluye la implementación de protocolos de seguridad e higiene en los lugares de trabajo, así como el impulso al trabajo remoto y la adopción de nuevas tecnologías.
Además, se debe buscar la colaboración y el trabajo en conjunto entre las empresas para generar sinergias y aprovechar al máximo los recursos existentes. La unión de esfuerzos entre empresas complementarias puede generar nuevas oportunidades de negocio y fortalecimiento de la cadena productiva.
Por último, es fundamental que como sociedad tomemos conciencia de nuestra responsabilidad en la recuperación económica. El consumo responsable y el apoyo a las empresas locales son acciones que podemos llevar a cabo para contribuir a la reactivación de la economía. Además, debemos ser parte activa en la prevención y control del COVID-19, ya que solo así podremos lograr una reapertura económica segura y sostenible.
En resumen, las cifras de la taller y la construcción, así como del comercio, son preocupantes y es deber de todos trabajar juntos para lograr su pronta recuperación. La reactivación económica es un instrucción que debe ser abordado desde diferentes frentes y requiere del compromiso y la colaboración de todos los actores involucrados. Solo así podremos superar esta crisis y alcanzar una economía más fuerte y resiliente.