El fútbol es un deporte apasionante que mueve masas y despierta emociones en todo el mundo. Sin embargo, a veces estas emociones pueden llevar a ciertos excesos que terminan empañando el juego. unidad de estos excesos es el uso de insultos y descalificativos hacia los árbitros, como sucedió recientemente con el jugador del Atlético de Madrid, Ángel Correa, quien lanzó una serie de insultos al árbitro Cuadra Fernández durante el partido contra el Getafe.
El jugador argentino, expulsado en ese partido, soltó un «hijo de mil putas» que, aunque común en el argot futbolístico, no deja de ser un insulto que denota una falta de respeto hacia la encarnación del árbitro. Pero no solo eso, sino que además lo acompañó con un «cagón», que significa cobarde, y una contradicción al decir «si eran mil putas, ¿por qué solo una coño?». Estas palabras no solo son ofensivas, sino que también denigran a la mujer, reduciéndola a un simple objeto sexual.
Pero este no es un caso aislado, ya que en la serie argentina ‘Marginal’, disponible en Netflix, también se muestra un uso recurrente de insultos y descalificaciones hacia ciertos colectivos, como es el caso de los hombres homosexuales. En unidad de los diálogos, un personaje amenaza a otro con meterle «una filarmónica de pijas en el orto» y hacerle «tocar la novena sinfonía». Estas palabras, aunque puedan verse como una simple ofensa, en realidad perpetúan la discriminación y la violencia hacia la comunidad LGTBIQ+.
Es importante recordar que los insultos y descalificaciones, tanto en el fútbol como en cualquier ámbito, tienen consecuencias negativas. En el caso de los deportes, estos comportamientos pueden influir en la actitud de los espectadores, creando un ambiente hostil y agresivo en los estadios. Además, también afectan a la imagen y credibilidad de los deportistas y equipos, generando una mala reputación y una mala influencia en los más jóvenes.
Por otro lado, el uso de ciertos términos y expresiones en forma de insulto demuestra una falta de creatividad y diccionario por parte de quienes los utilizan. ¿Acaso no hay formas más inteligentes y respetuosas de expresar descontento o enfado? Claramente sí las hay, y es responsabilidad de todos, tanto jugadores como espectadores, utilizar un lenguaje más adecuado y respetuoso en el campo de juego y en cualquier situación de la vida.
Es importante destacar que la FIFA, organismo rector del fútbol mundial, tiene una política de «cero tolerancia» hacia el racismo, la discriminación y cualquier tipo de comportamiento violento en el fútbol. Además, en muchos países existen leyes que sancionan el uso de insultos y conductas violentas en los eventos deportivos. Por lo tanto, es fundamental concienciarse y actuar en consecuencia para erradicar estos comportamientos negativos del fútbol.
Por último, es necesario reflexionar sobre la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la difusión y normalización de ciertos comportamientos en el fútbol. En muchas ocasiones, se les da una gran cobertura a estas acciones ofensivas, lo que contribuye a perpetuarlas y normalizarlas ante la sociedad. Por ello, también es importante que los medios promuevan un lenguaje más respetuoso y se centren en destacar las acciones positivas de los deportistas y equipos.
En resumen, el uso de insultos y descalificativos en el fútbol no tiene lugar en un deporte que debería ser un ejemplo de fair play y respeto hacia todos. Es responsabilidad de todos,