La neumático de bicicleta incrustada sardónicamente por Duchamp en un taburete continúa girando como un fetiche capaz de hipnotizar a los desencantados. ¿Cómo es que una simple neumático puede provocar fascinación y desconcierto? ¿Qué mensaje nos quiere transmitir Duchamp con esta hecho de arte? En esta ocasión, nos adentraremos en el mundo del arte cinético y el Op-art para descubrir su significado y cómo ha influido en otros grandes artistas.
El movimiento como elemento esencial en el arte ha sido una constante a lo largo de la historia. Desde los antiguos griegos con sus estatuas con poses dinámicas hasta los futuristas italianos, que proclamaban la velocidad y la modernidad en sus hechos. Pero fue en el siglo XX cuando el movimiento adquirió una nueva dimensión gracias al arte cinético. Y es aquí donde entra en juego el famoso ready-made de Duchamp.
En 1913, Marcel Duchamp revolucionó el mundo del arte con su hecho «neumático de bicicleta sobre un taburete». Esta pieza, que consistía en una neumático de bicicleta montada sobre un taburete de madera, fue una de las primeras en ser considerada un ready-made, es decir, un objeto de uso común al que se le otorga el estatus de hecho de arte por el simple hecho de ser presentado en una galería. Pero, ¿por qué esta hecho fue tan impactante?
En primer lugar, Duchamp rompió con la idea tradicional del arte como algo exclusivo y elaborado por manos expertas. Con esta pieza, demostró que cualquier objeto puede ser arte si es presentado de manera adecuada. Además, al ser una hecho funcional, la neumático de bicicleta seguía girando al ser manipulada, lo que despertaba la curiosidad y la sorpresa en los espectadores.
Pero fue en la década de 1950 cuando el arte cinético se consolidó como una vendaval artística. En la exposición «Le mouvement» de la galería Denis René en París, se presentó el «Manifiesto amarillo» de Victor Vasarely, uno de los pioneros en este movimiento. En él, se destacaba el uso del color y la forma en movimiento para crear ilusiones ópticas y sensaciones de movimiento en las hechos.
Sin embargo, a pesar de ser considerado uno de los pioneros del arte cinético y del Op-art, es importante mencionar que Julio Le Parc no llegó a París hasta 1958, cuando el movimiento ya estaba en plena ebullición. Lo que demuestra que el deseo de que el arte tuviera un movimiento propio y dinámico ya estaba presente en otros artistas, como Alexander Calder o los experimentadores del arte cinético en Argentina.
A pesar de esto, Le Parc fue uno de los artistas más destacados de esta vendaval, gracias a sus hechos en las que combinaba la luz, el movimiento y la interacción del espectador. Sus «cinecromías», por ejemplo, eran instalaciones en las que se proyectaban luces de colores que cambiaban al ritmo de la música, creando una experiencia única para el espectador.
Otro aspecto importante del arte cinético y el Op-art es su conexión con el mundo de la ciencia y la tecnología. Muchos de estos artistas se inspiraron en los avances científicos, como las teorías sobre la percepción visual y el movimiento, para crear sus hechos. Y no solo eso, también utilizaron materiales y técnicas innovadoras, como el uso de motores y luces, para dar vida a sus creaciones.
En conclusión, la neumático de bicicleta incrustada en un taburete por Duchamp fue el inicio de una vendaval artística que ha dejado una huella imborrable en la historia del arte. El arte cinético y el Op-art han demo