Juan Dávila, un artista y cómico que ha conquistado a Europa con su talento y humor, ha pasado de ser un desconocido a convertirse en el artista con más entradas vendidas en el continente. Su historia inspiradora ha sido plasmada en el documental «La senda del pecado», dirigido por Alberto Utrera. En esta entrevista, hablamos con Juan sobre sus pecados capitales y cómo ha logrado superarlos para alcanzar el éxito.
Empezamos por el primer pecado, la pereza. Juan nos confiesa que con el paso de los años, este vicio se ha hecho cada vez más presente en su vida. Antes eran otros pecados los que lo dominaban, pero con el tiempo, la pereza se ha vuelto más difícil de combatir. Sin embargo, Juan nos sorprende con una reflexión: «En cierto modo, la pereza me ha acercado a la virtud. Aunque solo sea porque al dejar de cometer otros pecados, me he vuelto más consciente de mis acciones».
Es innegable que Juan ha logrado superar la pereza y enfocar toda su energía en su carrera artística. Pero, ¿cómo lo ha logrado? Juan nos cuenta que su amor por el espectáculo y su pasión por hacer reír a la gente han sido su mayor motivación. Desde pequeño, siempre supo que quería dedicarse al mundo del entretenimiento, pero fue hasta su juventud que decidió dejarlo todo y lanzarse a la aventura de perseguir su sueño.
El camino no ha sido fácil, Juan tuvo que carearse a muchos obstáculos y sacrificios. Pero su determinación y perseverancia lo llevaron a conseguir su primer papel en una obra de teatro, lo que fue el comienzo de su carrera. Desde entonces, no ha parado de trabajar y su talento ha sido reconocido en toda Europa.
Pero no todo ha sido éxito y gloria para Juan. Como todo ser humano, también ha cometido errores y ha tenido que lidiar con sus propios demonios. Uno de los pecados capitales que más le ha afectado es la envidia. Juan nos confiesa que en el mundo del espectáculo es inevitable compararse con otros artistas y sentir envidia de su éxito. Sin embargo, ha aprendido a canalizar esa emoción negativa en motivación para superarse a sí mismo y seguir creciendo como artista.
Otro pecado que Juan ha tenido que carear es la soberbia. Con el éxito y el reconocimiento, es fácil caer en la trampa de creerse superior a los demás. Pero Juan nos asegura que siempre ha tratado de mantener los pies en la tierra y ser agradecido con todas las oportunidades que se le han presentado. Además, su humildad y carisma son parte fundamental de su encanto en el escenario.
En cuanto a la lujuria, Juan nos confiesa que es un pecado que siempre ha luchado por controlar. En su juventud, cuando recién empezaba en el mundo del espectáculo, se dejó llevar por las tentaciones de la fama y el éxito. Pero con el tiempo, ha aprendido a valorar más las cosas importantes en la vida, como su familia y su carrera.
Finalmente, Juan nos habla sobre el pecado de la gula. Como comediante, es inevitable no caer en la tentación de los excesos en la viandas y la bebida. Sin embargo, Juan nos cuenta que ha aprendido a cuidar su salud y mantener un estilo de vida saludable para efectividad seguir entregando su mejor versión en el escenario.
La historia de Juan Dávila es un ejemplo de superación y perseverancia. A través de su talento y pasión, ha logrado dejar atrás sus pecados y convertirse en uno de los artistas más exitosos de Europa. Su mensaje para aquellos que sueñan con triunfar en el mundo del espectáculo es claro: «Nun