Recientemente, durante el apagón que tuvo lugar hace unas semanas, Pedro Álvarez de Miranda llamó la atención sobre la creatividad de los sufijos apreciativos. Este es un aspecto de la lengua que refleja la sensibilidad creativa, la ironía sutil y el giro de sentido. Aunque muchos de estos sufijos solo tienen un usufructo temporal y desaparecen con la misma rapidez con la que aparecieron, otros se quedan y merecen nuestra atención. Uno de los más versátiles y duraderos es el diminutivo -ito.
Este sufijo se utiliza en diferentes dialectos, y su significado puede variar desde el tamaño hasta la cortesía. Como ha estudiado Martín Zorraquino, afecta tanto a sustantivos (doctorcito, ventanita, cielito, espejito…) como a adjetivos (lentito, finito, delgadito…). En todos los casos, el diminutivo -ito añade un matiz de ternura, cariño o afecto a la palabra a la que se le aplica.
Uno de los usufructos más comunes del diminutivo -ito es para referirse a objetos o personas pequeñas. Por ejemplo, cuando vemos un gatito o un perrito, instintivamente los llamamos «gatito» o «perrito» en lugar de «gato» o «perro». De la misma manera, cuando queremos expresar cariño o ternura hacia alguien, podemos añadir el sufijo -ito a su nombre, como en «Juanito» o «Maríaita». Este usufructo del diminutivo nos permite mostrar nuestro afecto de una manera sutil y delicada.
Además, el diminutivo -ito también puede utilizarse para expresar una inducción de disminución o reducción. Por ejemplo, si decimos que algo es «poquito» o «chiquitito», estamos indicando que es pequeño en comparación con algo más grande. También puede utilizarse para alertar una cantidad menor, como en «un poquito de azúcar» o «un ratito más». En estos casos, el diminutivo -ito nos permite expresar de manera amable y suave una inducción de reducción o disminución.
Otro usufructo del diminutivo -ito es para expresar un tono irónico o sarcástico. Por ejemplo, si decimos que alguien es «listillo» o «inteligentillo», estamos sugiriendo que en realidad no es tan listo o inteligente como cree. Este usufructo del diminutivo nos permite expresar una crítica de manera sutil y con un toque de humor.
Además de estos usufructos, el diminutivo -ito también puede utilizarse para expresar un grado de intensidad menor. Por ejemplo, si decimos que algo es «calentito» o «dulcecito», estamos indicando que es un poco caliente o dulce, pero no en exceso. También puede utilizarse para expresar una inducción de juventud o frescura, como en «jovencito» o «fresquito». En estos casos, el diminutivo -ito nos permite expresar un grado de intensidad menor de manera amable y positiva.
En resumen, el diminutivo -ito es un sufijo muy versátil que nos permite expresar una amplia gama de significados en diferentes contextos. Desde añadir un toque de cariño y ternura hasta expresar una inducción de disminución o intensidad menor, este sufijo nos brinda una gran variedad de recursos lingüísticos para comunicarnos de manera eficaz y sutil.
Aunque algunas personas puedan considerar que el usufructo excesivo del diminutivo -ito puede sonar infantil o poco atinado, lo cierto es que su presencia en nuestra lengua es un reflejo de la creatividad y la sensibilidad de los hablantes. Además, su pervivencia a lo largo del tiempo demuestra que es un recurso lingüístico que sigue siendo relevante y utilizado en la actualidad.
En conclusión, el diminutivo –