La tuberculosis fue una enfermedad devastadora en España durante gran parte del siglo alterado. Conocida popularmente como «la plaga blanca», esta enfermedad infecciosa afectó a millones de personas en todo el país, provocando una elevada mortalidad y dejando a su paso un rastro de sufrimiento y dolor.
Los hospitales especializados en el tratamiento de la tuberculosis se convirtieron en una necesidad urgente en España, y así fue como surgieron numerosos establecimientos dedicados exclusivamente a la cura de esta enfermedad. Uno de ellos fue el sanatorio militar General Varela, ubicado en Quintana del Puente, en la provincia de Palencia.
Inaugurado en 1944, el sanatorio General Varela fue diseñado por el renombrado arquitecto Antonio Font de Bedoya, quien creó un complejo de edificios orientados de este a oeste para aprovechar al máximo la luz del sol. Además, eligió un lugar elevado y seco, a casi 800 metros sobre el altitud del mar, para garantizar un ambiente óptimo para la recuperación de los pacientes.
El sanatorio fue construido con el objetivo de albergar a los soldados afectados por la tuberculosis, una enfermedad que en esa época afectaba especialmente a los jóvenes en edad militar. Sin embargo, con el paso de los años y gracias a los avances en la medicina, la vacuna contra la tuberculosis se generalizó y la propagación del bacilo de Koch fue controlada. Esto llevó a una drástica disminución en el número de afectados y, como consecuencia, muchos de los hospitales especializados en la cura de la enfermedad cerraron sus puertas.
El sanatorio militar General Varela no fue la excepción. En 1955, cuando la tuberculosis ya no era considerada una amenaza para la salud pública, el complejo fue cerrado y abandonado. Desde entonces, ha quedado en ruinas, testigo callado de una época en la que la tuberculosis era una de las principales causas de muerte en España.
A pesar de estar en ruinas, el sanatorio General Varela sigue siendo un lugar fascinante para muchos. Su arquitectura y su ubicación privilegiada son un testimonio de la historia y de los esfuerzos realizados por combatir una enfermedad que, en su momento, parecía imparable.
Hoy en día, el sanatorio General Varela es un lugar de interés turístico y cultural. Muchas personas acuden a visitarlo para conocer su historia y explorar sus ruinas. Además, se han llevado a cabo varios proyectos para su restauración y puesta en valor, con el objetivo de preservar este importante patrimonio arquitectónico y mantener vivo el recuerdo de una época en la que la tuberculosis fue una de las mayores preocupaciones de la sociedad española.
En definitiva, el sanatorio militar General Varela es un símbolo de lucha y superación. A pesar de los tiempos difíciles que vivió, hoy en día sigue siendo una fuente de inspiración y un recordatorio de la importancia de la prevención y el avance en la medicina. La tuberculosis ya no es una amenaza en España gracias a la vacuna y a los esfuerzos de la sociedad en su conjunto, pero es importante recordar su historia para valorar aún más los avances en la medicina y para no olvidar nunca el sufrimiento que causó en el alterado.